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¡Qué Hiciste, Higor! La Maldición De Tocar La Copa Antes De Una Final, ¿Mito O Realidad?

¡Ay, Pumas! Los de la UNAM desperdiciaron una linda chance de ganar la primera final de la Liga de Campeones de Concacaf ante Seattle Sounders. Hasta el minuto 75, el equipo controlaba el juego y gozaba de una sólida ventaja de 2-0. Su rival, sin embargo, salió de su tumba y rescató un valioso 2-2 para la revancha en suelo estadounidense.

A la hora de buscar razones para explicar el empate hubo quienes se ciñeron a motivos futbolísticos, otro responsabilizaron al árbitro Iván Barton y no faltaron aquellos que recurrieron al folclore del fútbol y el legendario mito de que tocar la copa en una final da mala suerte. Esto, luego de ver al mediocampista Higor Meritão acariciando el trofeo momentos antes de comenzar el partido.

El gesto, obviamente, no pasó inadvertido en redes sociales:

Tocar la copa da mala suerte, ¿mito o realidad?

La idea de que tocar un trofeo antes de una final es mufa es vieja como el fútbol. No hay origen claro de la frase, así como lo hay tampoco para otros clichés con las que analistas, narradores y periodistas deportivos torturamos al público cada día: que el 2-0 es el resultado más peligroso, que entrenador que debuta gana, que dos cabezazos dentro del área es gol, que goles que no se hacen en un arco se hacen el otro, etcétera, etcétera, etcétera. Todos, por cierto, no tienen una gota de sentido.

OK, existe una larga lista de ejemplos en que un equipo perdió una final luego de que uno de sus jugadores tocara la copa antes de entrar el campo. Le pasó a Dimitri Payet y el Olympique de Marsella en la Europa League 2018, a Genaro Gattuso en la final de la Champions 2004-05 entre AC Milán y Liverpool e incluso a Zinedine Zidane en la final del Mundial de Alemania 2006, la misma en que se fue expulsado por darle un cabezazo a Marco Materazzi.

No son los únicos casos, pero de ahí a calificarlo como una maldición es un poco exagerado.

Más aún cuando también hay una larga lista de ejemplos de clubes que ganaron títulos pese a que uno de sus futbolistas tocara el trofeo. El polaco Grzegorz Krychowiak lo hizo antes de que el Sevilla fuera campeón de la Europa League, el brasileño Gabriel Barbosa tampoco se aguantó en la final de Copa Libertadores en que Flamengo derrotó a River Plate en 2019, mientras que el mexicano Alan Cervantes también se salió con la suya en la final del Preolímpico de la Concacaf rumbo a Tokio 2020, en la que el Tri venció a Honduras.

Sin hacer un estudio científico al respecto y solo basándome en el sentido común, es claro que tocar o no tocar la copa en una final es completamente irrelevante.

Si Seattle Sounders gana el título de la Liga de Campeones Concacaf es porque jugó mejor que Pumas. Si lo hace Pumas es porque fue mejor que el Sounders. Punto.

La revancha se jugará el miércoles 4 de mayo en el Lumen Field, a las 10 p.m. ET.

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