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Andrea Agnelli Está Convencido De Que La Superliga Era Una Súper Buena Idea Para Competirle Al Fortnite

Los presidentes del Real Madrid y de la Juventus de Turín, Florentino Pérez y Andrea Agnelli, continúan tratando de justificar la genialidad de su fallida Superliga. Dentro de sus argumentos, dijeron que los jóvenes ya no tienen interés en el fútbol y que la competencia vendría a competirle a videojuegos como Fortnite o Call of Duty".

Para los no muy duchos en videojuegos actuales, Fortnite es un juego de batalla real en el que que compiten hasta cien jugadores en solitario o en escuadrones de dos a cuatro miembros. En español, fortnite significa “fortaleza nocturna” y tiene su origen en las fortalezas donde los avatares se refugiaban para resistir los embates nocturnos de las criaturas. Por su parte, Call of Duty es un conjunto de videojuegos de disparos inspirados en el Call of Pou, creado por Ben Chichoski.

"Había que hacer un análisis de por qué los jóvenes, de los 16 a los 24, ya no tienen interés por el fútbol. Hay muchos partidos, de poco interés… Tienen otras plataformas", afirmó en el programa de televisión, El Chiringuito. "El fútbol ha bajado su atractivo entre los jóvenes, Es una realidad. La Play(Station), las plataformas (digitales)… Lo consumen los jóvenes”, comentó el dirigente merengue.

Agnelli, en entrevista con Corriere dello Sport añadió lo siguiente: "El fútbol está en una encrucijada, hay que cambiar, hay que cambiar y ofrecer a la afición la mejor competición posible. El sistema actual no está hecho para la afición moderna.  El 40% de los seguidores de 16 a 24 años, el famoso Gen Z, no tiene ningún interés en el fútbol". Agnelli reforzó la idea de que se necesita algo para competir con las plataformas digitales. "A través de FIFA [el videojuego] creas tu propia competición; esa competición tiene que ser llevada al mundo real. Sin dejar de lado los efectos de la competencia de los distintos Fortnite, Call of Duty, etc.; auténticos catalizadores de la atención de los jóvenes de hoy destinados a ser los consumidores del mañana".

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En este tenor, habría que formularse la siguiente pregunta: ¿La existencia de la Superliga europea reenganchará a los fanáticos jóvenes desencantados con el fútbol o los enamorará definitivamente gracias a un cúmulo de partidos interesantes y atractivos que se jugarán cada semana? Siento disentir mis queridos Florentino y Agnelli, pero no necesariamente.

Si hacemos un paralelismo con el béisbol, sabemos que este deporte ha perdido, o más bien, ha dejado de ganar seguidores últimamente. "Extra innings" interminables; la duración del juego a veces de tres, cuatro o cinco horas; las pausas entre la parte alta y baja de las entradas; el reparto de responsabilidades al perder los juegos; y la duración del boleto intencional, entre otras cosas, han contribuido al decremento considerable de seguidores.

La MLB, ente rector de la pelota rentada estadounidense, ojo visor, ha incorporado ciertas modificaciones para agilizar los tiempos en el béisbol. Por ejemplo, el beneficiaro del boleto intencional no tiene que recibir las cuatro bolas malas para ir a la primera base (se hace de inmediato) y en los “extra-innings” se comienza con corredores en circulación.

Sin embargo, tales medidas no calan en la juventud y nuestros muchachos no terminan de enamorarse de este deporte. El público que sigue la pelota (y me incluyo) lo hace porque es un deporte de estrategia, emocionante hasta el final. cuando hay paridad en el electrónico o cuando hay duelo entre serpentineros, remontadas históricas, sorpresas, batacazos y finales de pronóstico reservado. En síntesis, por la esencia del béisbol.

El fútbol es un deporte que despierta pasiones a lo largo y ancho del globo terráqueo. Nos gusta porque vemos la intensidad con que los jugadores defienden sus casacas cuando juegan, porque observamos a los llamados equipos "chicos" haciendo historia e imponiéndose a los "grandes" y ganando partidos, torneos o campeonatos, porque las ganas de jugar no se compran con dinero. Nos gusta porque nos encantan los batacazos, sorpresas y remontadas épicas y por sus emociones encontradas cuando la pelota traspasa la línea de gol. Esto es, la esencia del fútbol queridos Flore y Andrea.

En el espectro netamente deportivo, el balompié no necesita ser salvado. Es cierto que el dinero es necesario para la compra de buenos jugadores que traigan patrocinantes de envergadura para el crecimiento económico de las ligas y de los clubes implicados, pero no es menos cierto que el mérito deportivo se convierte en el cimiento fundamental de toda estructura sólida como el fútbol.

Nosotros, los fanáticos del deporte más hermoso del mundo, admiramos y queremos la meritocracia en este deporte. Queremos contemplar a un Leicester ganar una Premier League, a un Porto consagrarse en la Liga de Campeones y a un Defensa y Justicia ganar la Recopa Sudamericana. Además, el balompié no es solo presente. Es pasado y futuro también. ¿Qué ente o institución selecciona a estos equipos considerados “grandes” para tener la “dicha” de pertenecer a este “sacrosanto” grupo de 12 equipos que siempre clasifican a la Superliga europea todos los años, en detrimento de la meritocracia y competitividad?

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El fútbol también es historia, mis estimados. Que lo diga el Nottingham Forest, campeón de Europa dos veces, y que hoy lleva dos décadas tratando de volver a la Premier League. O el mismo Ajax que también se ha consagrado en el viejo continente. ¿Por qué no considerar su trayectoria europea para este certamen? Cabría preguntarse.

Como reza la letra de la canción “Ni se compra ni se vende” de Manolo Escobar: “Ni se compra ni se vende el cariño verdadero ni se compra ni se vende, no hay en el mundo dinero para comprar los quereres que el cariño verdadero ni se compra ni se vende".

Este servidor diría, si me lo permiten: "Ni se compra ni se vende el cariño por el fútbol, no hay en el mundo dinero para comprar la esencia y los valores en el fútbol, ni se compra ni se vende". La UEFA, la FIFA, y demás confederaciones de fútbol, distan años luz de la perfección, pero deben hacerse eco del clamor popular, así como ya lo hicieron los seis equipos de la Premier League. En esencia, los méritos deportivos, la redistribución financiera equitativa de la riqueza, la solidaridad, la competitividad y la inclusión son parte de la esencia del fútbol y la Superliga europea está claro que no velaba por estos atributos. 

Distinguidos Florentino Pérez, Andrea Agnelli y compañía, con la venia de estilo queremos informarles que los fanáticos y seguidores del fútbol queremos seguir disfrutando de la esencia, principios y valores del fútbol. Si queremos que nuestros “millennials” y "Gen-Z” se enamoren de nuestro deporte, comencemos por practicar, pregonar e inculcar la esencia y los valores del balompié a nuestros niños. Después de todo, ya habrá tiempo para disfrutar con ellos del fútbol a través de las tabletas, móviles, redes sociales, plataformas y consolas de videojuegos. Todos conocemos los intereses monetarios de los 12 equipos promotores de la Superliga europea, y nuestros muchachos no tienen la culpa de eso.   

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