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Hasta Nunca: La Superliga Se Cae A Pedazos

Todo proyecto en PowerPoint, basado en números y proyecciones que no consideran la voz de la calle merece una muerte lenta y humillante. Más aún si esa idea está solo destinada a engordar los obesos bolsillos de los súper ricos. Por lo mismo, es imposible esconder la sensación de placer al ver cómo comienza a colapsar la idea de la Superliga de Europa.

Apenas se conoció la idea de que 12 equipos europeos de “élite” querían una competencia propia, en la que pretendían no tener que enfrentarse con la chusma, el mundo del fútbol se unió para hacerles saber a cada uno de los 12 lo ruin de sus actos. Cierto, la FIFA y la UEFA no son santas palomas, pero en esta pasada sirvieron de aliados para rescatar la esencia del fútbol: la competencia y el mérito deportivo. Más o menos.

Tan potente ha sido el ataque a los miembros de la Superliga que Chelsea y Manchester City, dos de los firmantes, buscan salir del acuerdo. Barcelona, en tanto, puso su participación en el aire diciendo que su vinculación a la Superliga aún no ha sido votada por su asamblea de socios.

El recule es claro y se puede justificar en diversos factores. Por un lado están las organizaciones de poder, tanto del mundo del fútbol como de la política. No olvidar que los gobiernos de Francia e Inglaterra están dispuestos a meterse en la guerra. Gianni Infantino, presidente de la FIFA, también las cantó claras: “Si algunos eligen ir por su propio camino deben vivir con las consecuencias. Concretamente eso significa que estás dentro o estás fuera”.

Luego están los equipos de cada competencia local y los fans. En Inglaterra, clubes como el Leeds y el Brighton usaron camisetas de apoyo a la Champions League y a los aficionados, en la previa de sus duelos ante el Liverpool y el Chelsea, dos de los villanos de esta historia. Los mismos hinchas de los equipos involucrados realizaron manifestaciones en contra de los dueños de sus clubes. Hasta los buses de los jugadores fueron perseguidos para hacerles sentir su malestar. De hecho, el icónico Petr Cech tuvo que meterse entre los fans para pedirles, por favor, dejarlos pasar.

Por si quedan dudas de la rabia, YouGov hizo una encuesta en el Reino Unido sobre la Superliga. Un 79 por ciento de los encuestados se opone a la competencia, mientras que un 14 la aprueba en algún grado. El resto no sabe o no contesta.

Un tercer factor corresponde a los técnicos y jugadores de los clubes involucrados. Sí, hay entrenadores como Andrea Pirlo y Diego Simeone que se pusieron del lado de sus dueños (#nuncaolvidar), pero también aparecieron voces disidentes como las de Jurgen Klopp y Pep Guardiola. “El deporte no es deporte cuando no hay relación entre esfuerzo y recompensa. No es deporte si no importa perder. Lo he dicho siempre: quiero que la competición sea lo más fuerte posible”, criticó Pep.

Del lado de los jugadores había varios murmullos de oposición, pero hoy un par de figuras de los 12 equipos comenzaron a mostrar su desacuerdo con la Superliga. “He trabajado y competido contra todos tratando de ganar lo último. Pero lo más importante de esto es la palabra COMPETIR”, escribió Kevin de Bruyne, mediocampista del Manchester City, en un emotivo post en sus redes sociales. “Todos sabemos que es un gran negocio y sé que soy parte de él, pero sigo siendo ese niño que solamente ama jugar al fútbol. No se trata de una determinada entidad en este caso, se trata del fútbol de todo el mundo. Sigamos inspirando a las próximas generaciones de futbolistas y que los fans sigan soñando”, añadió.

Menos poético y en código meme se expresó Aymeric Laporte, un jugador dirigido por dos de los técnicos más íntegros en el fútbol: Guardiola y Marcelo Bielsa.

“Nosotros hemos estado sin aficionados en los estadios por más de un año hasta ahora y sé cuánto los extrañamos en cada partido. Fans y jugadores deberían tener siempre una voz y su opinión debe ser tenida en cuenta”, opinó por su parte, Luke Shaw de Manchester United.

A nombre de sus compañeros, el capitán de Liverpool, Jordan Henderson también hizo sentir el desprecio a la Superliga. “No nos gusta y no queremos que ocurra. Esta es nuestra posición como colectivo. Nuestro compromiso con este club de futbol y con sus aficionados es absoluto y condicional”.

La Superliga no ha sido cancelada oficialmente, y uno nunca puede confiarse de los súper ricos, pero parece (al menos hasta hoy) destinada a morir sin pena ni gloria. Pese a los aleteos públicos de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, y las gestiones en las sombras que deben estar haciendo Andrea Agnelli (Juventus), los Glazers (Manchester United) y compañía.

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